La jugadora de Los Tordos elije su sitio en el mundo para seguir disfrutando del hockey sobre césped cerca de los suyos
Por Amadeo Inzirillo
No deben existir muchos casos así, aunque que los hay, los hay. En un mundo mainstream adicto a los me gusta de Instagram y los amigos del campeón, todavía quedan los románticos deportistas que juegan por el amor pleno de la pasión que los cautivó de chicos, cuando todavía no habían iniciado sesión.
Malena Sabez es uno de ellos. La jugadora de hockey sobre césped elije Chacras de Coria, Los Tordos y sus amigas antes que las luces de Las Leonas o algún equipo del exterior.
Si bien llegó a Chacras de Coria con seis años, la defensora se enamoró del lugar que la abrazó para no irse nunca más: “Me encanta salir a caminar por acá, hago las compras de mi casa, amo las cafeterías. Es el lugar que elijo para estar con mis amigas, con mi gente. Ahí está el mundo”.
La felicidad de Male se reduce a su círculo íntimo, a su casa y Los Tordos, que es también hogar. Estuvo en proceso para integrar Las Leonas, el seleccionado femenino de hockey sobre césped, pero prefirió bajarse porque no se sentía en condiciones en el momento del llamado del entrenador Ferrara.
Sí, una Selección argentina del deporte que amas, qué mejor que eso. Bueno, para la reciente ganadora de Los Premios Huarpe al Mérito Deportivo en hockey sobre césped femenino hay otro mundo paralelo mucho más cercano al que ir para ser feliz.
Figura indiscutida de la primera de su club, integrante de la Selección de Mendoza, subcampeona del Mundo Junior con Las Leoncitas, Sabez es sinónimo de jerarquía y nivel premium.
Es joven, pero por el deporte y su nivel creció de golpe. Los viajes, las concentraciones, los torneos, estar lejos de casa. Todo esa vida que para Male está buena, pero hasta ahí: “Yo soy feliz comiendo en el club después de entrenar”, dice, sin miedo de sonrojarse.
No es necesario más que eso. A su vitrina se seguirán sumando logros, en los diarios seguirá su foto y en las listas previas a cada torneo soñarán su apellido. Para ella, el mundo se hace confín entre esas calles que van de Almirante Brown al corazón de Chacras para degustar un café de autor. Más allá en el mapa, y más acá en su corazón, Los Tordos. Nada mejor que casa.