Diego Lombardich. DT de Guillermo Cano
El de Diego Lombardich es un conmovedor ejemplo de vida, propio de un ser humano y deportista de un temple, un sacrificio y un amor propio especial. Digno del mayor de los elogios porque con su entereza personal y fuerza espiritual se sobrepuso al durísimo golpe del destino que en agosto de 2003 lo postró para siempre en una silla de ruedas. Con tristeza, bronca e impotencia se recuerda el asalto al aserradero familiar cuando recibió un disparo de bala que le tocó seriamente la medula y lo dejó sin sensibilidad y movilidad en sus extremidades inferiores.
“El Diego”, como se lo nombra con afecto en el Barrio Municipal donde reside, en la Empresa Provincial de Transportes de Mendoza donde trabaja y en el Club Guillermo Cano donde se desempeña como DT del equipo de primera división, encontró también en el apoyo de su familia la razón para no bajar los brazos y mirar el futuro con fe y esperanza. Su esposa Mariana, sus padres Rubén y Graciela y sus tres hermanos –Iván, Martín y Enzo– con los que comparte la pasión por el juego del básquetbol, son esa otra luz que encuentra cada vez que mira el cielo y aprieta los puños para no dejarse vencer por la adversidad.
Comenzó en la década del 90 con la casaca Tricolor del Club de las Casas Colectivas. Recuerda su debut en primera división, a los 15 años de edad, y más tarde su paso por Social Las Heras, San José y el esperado regreso a Guillermo Cano, entidad con la que alcanzó tres ascensos a la categoría superior en su época de mayor plenitud física y técnica, además de una reválida ganada con Social Las Heras. Jugador que dejaba el alma en la disputa de cada pelota, frontal, temperamental. Con su personalidad ganadora en cada escenario por más difícil que fuera y buen compañero, fue muy querido por la entusiasta hinchada de Guillermo Cano.
Otros Desafíos
Después de aquel desgraciado hecho policial, Diego asumió otros desafíos en su carrera deportiva. Primero como entrenador de su querido Guillermo Cano, donde aún vuelca sus conocimientos y experiencia con la misma aptitud que lo hacía en sus años de jugador. Más tarde en ICLIM como integrante del equipo de básquetbol sobre silla de ruedas, por lo que fue convocado a la Selección Argentina de Básquetbol Sobre Sillas de Ruedas para participar del Preolímpico de Uruguay.
“Cano es mi casa” es la íntima confesión de Diego Lombardich en charla con Correveidile y sigue “me siento bien, muy feliz de poder hacer lo que me gusta. Lo disfruto al máximo, estoy cerca de mis hermanos y me brindo por entero. No quiero mirar atrás, solo adelante. Este club es mi segundo hogar, al que aprendí a amar desde pequeño, el que llevo en la sangre”. Desde el año pasado, cuando ya había asumido como máximo responsable técnico, cumplió el sueño de dirigir a sus tres hermanos, para quienes también resultó una experiencia única. “El deseo de todos era jugar juntos y lo logramos con la presencia de Diego en el banco al que valorábamos como entrenador más allá de que fuera nuestro hermano”.
Joven Destacado
A los 32 años de edad, Diego se siente muy reconocido de la distinción que recibió en el 2006, cuando el Consejo Empresario Mendocino lo incluyó entre los Jóvenes Mendocinos Destacados en la categoría 8: Logros Personales, Superación y Actos de Heroísmo. El premio se debió a sus éxitos personales, su permanente superación, su hidalguía deportiva. “El Diego” es ese joven destacado que nunca agachó la cabeza, que nunca renunció a sus ideales, que con empeño y esfuerzo le ganó a la adversidad.
Por José Félix Suárez.


