Seguramente desde donde estés, contemplarás que transitamos el mes de la Amistad y, como es costumbre, festejamos juntos nuestro Día. A pesar de que cuando menos lo esperábamos decidiste partir, así, sin más ni menos, sin pedir permiso, sin hora marcada, sin ocasión para la despedida. Simplemente te fuiste, como el sol que se oculta al final del camino.
Igual vamos a brindar con vos, y con mucha alegría, porque es lo que siempre nos manifestaste y por eso nuestro corazón te nombra.
Sólo nos queda pedir a Dios que te guarde en su Reino y permita recordar todos y cada uno de los momentos que vivimos de nuestra amistad.
Esperamos, amiga del alma, que esta carta la leas sentada en una nube de colores rodeada de ángeles amigos.
Tus amigos de siempre y para siempre.
Graciela Defeliche. Alicia González.
Silvia Derpich. Andrés Sconfienza.

