miércoles, octubre 29, 2025
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Mendoza es bella pero…

Nuestra hermosa provincia no tiene nada que envidiar a sus hermanas argentinas. Tenemos la majestuosa cordillera, los parrales y los mejores vinos, el incomparable otoño en las alamedas, la frescura veraniega en canales y acequias y un desierto que a fuerza de coraje y empeño supimos transformar en productivos oasis.

Mendoza es bella pero… Cada tanto algunos indeseables eventos nos frecuentan como para recordarnos que la vida en nuestra provincia no es tan sencilla.

Pocos días atrás hemos sufrido dos de estas desagradables visitas con las que, mal que nos pese, deberemos convivir irremediablemente para siempre: el Zonda y los Sismos.

Frente al Zonda contamos con una ventaja: su predicibilidad. Varias horas antes de que acontezca, los meteorólogos nos anuncian que este fenómeno se producirá. Por lo tanto, la población ya advertida, sabe qué medidas tomar. Durante el último Zonda el Gobierno, con buen tino, decidió suspender las clases en los establecimientos escolares de algunos departamentos. Mientras Defensa Civil advertía y recomendaba precauciones a la población.

Ahora bien: a pesar de lo previsible siempre sucede lo mismo. Incendios de campos, mayor cantidad de accidentes de tránsito, caídas de árboles mal cuidados o envejecidos, cortes de energía eléctrica y en las personas, diversas descompensaciones somáticas que van desde el mal humor hasta cefaleas y problemas de tensión arterial.

Lo que los mendocinos no terminamos de aceptar es que el Zonda es dañino y que si nos advierten de su pronta presencia debemos seguir todas las recomendaciones que reiteradamente difunde Defensa Civil, aunque esto implique no conducir, quedarse en casa aunque tengamos un turno con el médico, cuidar a los hijos que no tienen clases, etc.

Con el otro visitante ingrato la situación se presenta de manera totalmente distinta. Nadie nos puede avisar unas horas antes que en Mendoza va a temblar. Sin embargo todos los mendocinos somos concientes de que vivimos en una zona sísmica y que debemos estar preparados para que, en el momento menos esperado, la tierra tiemble.

Por eso en todas las instituciones escolares y en algunos edificios públicos se implementan simulacros de sismos.  Estos sirven como entrenamiento para poder actuar con rapidez y sensatez frente a un temblor.

Defensa Civil hace una campaña permanente en todos los medios de comunicación masiva para que todos los habitantes tomemos en serio lo que significa el riesgo sísmico. Sin embargo, algunos estudiantes se toman estos simulacros como una broma o parte de un divertimento. ¿Qué hubiera pasado si este último sismo hubiera ocurrido a las 10 de la mañana en una escuela repleta de alumnos? ¿En un aula pequeña con 30 niños? ¿Con los matafuegos vencidos o sin carga? ¿Con los ventanales sin protección? ¿Sin un botiquín de primeros auxilios?

Es verdad que frente a un sismo de gran intensidad muchas personas entran en pánico y no razonan correctamente. Pero el entrenamiento sirve. Todos debemos estar prevenidos en el hogar y nuestros sitios de trabajo para sobrellevar este mal momento.

Defensa Civil hace un gran trabajo. Aceptemos sus consejos para nuestro propio bien. Porque tarde o temprano volverá a castigar el Zonda y en Mendoza temblará.

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