Los libros permanecen quietos. Ordenados, apilados, se van llenando de polvo. Ahí permanecen olvidados en estantes silenciosos a la espera de alguien que los libere de ese fútil destino. No fueron imaginados para estarse quietos y acumular el paso del tiempo. Todo lo contrario: ellos están vivos y deseosos de que alguien los acaricie con alguna curiosa mirada.
Los libros no merecen el descuido ni la desidia de quienes gozan de la maravillosa oportunidad de leer.
Desde este espacio festejamos con profunda alegría la iniciativa de las personas encargadas de la Biblioteca de Chacras de Coria, de “liberar libros” para que muchas personas que no pueden acceder a esos estantes disfruten de la hermosa aventura de la lectura.
Hay libros tristes, porque nadie se acerca a ellos para brindarles una elemental visita con el rabo del ojo.
Hay libros melancólicos, deseosos de volver a ser visitados amablemente por algún lector curioso.
¡Hay tantos libros que padecen un sueño injusto!
Sin embargo, con algo de imaginación y bastante empeño, gente que ama al libro y a sus semejantes tuvo la iniciativa de liberar al libro de sus polvosos estantes. Y lo llevó al sitio donde el lector no tiene muchas opciones. Está preso. Privado de su libertad y seguramente con ansias de estar en otro sitio que el presidio. Y qué mejor compañero que un libro para sobrellevar tanta pena.
En una situación de encierro el libro es una ventana abierta para visitar nuevos lugares, para descubrir que la vida es un milagro cotidiano…
Apoyemos esta iniciativa que surge de nuestra Biblioteca popular para que lo libros estén libres aún en la cárcel de Cacheuta.

