lunes, octubre 27, 2025
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Pedro Vatri. Recuerdos de antiguos vecinos.

De la Chacras de antaño

Cuenta don Pedro que por aquél entonces, ya  existía el casco céntrico de nuestro pueblo con la plaza, las calles de tierra y los caserones de adobe. A pesar que la población era bastante escasa, había luz eléctrica  y una bomba de nafta.

La gente se trasladaba mayormente en caballos y carruajes, eran muy pocos los autos existentes. En relación al transporte público, don Pedro recuerda que exitían dos empresas de ómnibus para viajar hacia al centro y que, para atraer los clientes, daban algunos boletos gratis.

Su padre era el  herrero del pueblo y tenía su lugar de trabajo donde ahora se encuentra el local abandonado de la ex Casa Quilici, en calle Viamonte junto a la antigua casona de la familia Cerutti.

Don Pedro habla también de un matadero y un tambo que funcionaban por aquí, junto a una amplia oferta comercial -farmacia, peluquería, negocio de ramos generales, zapatero, peluquero, panadería- que abastecía las necesidades de los vecinos y que, además, convivía con importantes cultivos de vid y olivo alrededor del radio céntrico.

La plaza ocupaba el lugar actual con unos pocos árboles y cercos verdes. La Policía estaba ubicada sobre el costado sur, en calle Aguinaga, donde hoy funciona la Escuela Teresa O’Connor que, a su vez, funcionaba a la vuelta sobre calle Viamonte.

La vida  era tranquila y los jóvenes se divertían organizando bailes, viendo películas en el cine del pueblo, en partidos de fútbol callejero y las clásicas tertulias de la edad. Don Pedro cuenta también acerca del grupo de teatro que formaron entre varios jóvenes y recuerda especialmente una invitación que les hizo la Sociedad Española de Luján para que actuaran allí, que resultó ser una experiencia inolvidable para ellos.

Otras perlitas entre sus recuerdos fueron las carreras callejeras de caballo, en la calle Mitre[1], donde también funcionaba un hotel cercano a la estación del tren.

Después de escuchar tantos recuerdos le pregunté sobre las familias de aquella época y así fueron surgiendo de su memoria los Boninsegna, Cuitiño, Bets, Quilici, Angelelli, Dallape, Lombardich, Elias, Correas, Chantire, Tosino, Collovati, Coria, Abraham, Raffin, Coccuci, Bauco, Jelacich, Elaskar, Glodobac, Mocayar, Rico, Bicoca,  muchos de esos apellidos que aún hoy nos resulta común escuchar, ya que las sucesivas generaciones son parte de la nueva  historia de este querido pueblo.

 

La vida

Don Pedro nació en el año 1916 en Perdriel. Por aquél entonces su padre trabajaba en la Bodega Norton. Posteriormente, luego de un corto tiempo en Lavalle, su familia se radicó en Chacras. Cuando Pedro es llamado al servicio militar, su padre decide trasladarse a Tunuyán y ya no vuelven más al pueblo.

Durante treinta y cinco años trabajó como encargado en la Finca Ruano, en Vista Flores, y luego, con la experiencia recibida de su padre herrero, crea una  empresa metalúrgica que fue creciendo con el tiempo hasta alcanzar mucho prestigio en la zona del Valle de Uco. Casado con Dora Cofré, tuvieron cuatro hijos, quienes les dieron seis nietos y  cinco bisnietos.


[1] N.delaR.: Según nuestro director, Alberto Cabanillas, también se realizaban en calle Aguinaga, desde Newbery hasta la plaza. Frente a la Ferretería Nápoli, se colgaba la sortija. Otra actividad era el palo enjabonado, que se instalaba allí mismo, con el premio en la punta.

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