domingo, octubre 26, 2025

Dos partidas Importantes

Al cierre de esta edición sufrimos dos bajas importantes para quienes hacemos Correveidile.

La Tia Mela
La Tia Mela

Se nos fueron la Tía Mela y el amigo del alma, Alejandro Paigos.

Hoy no hay editorial, sólo el recuerdo grato e inmenso para dos seres que pesaron fuerte en el transcurso de nuestra vida.

MELA: nuestra música

La Mela era una canción. Tal vez una tonada capaz de atrapar caricias. O una zambita juguetona y risueña. O un gato pícaro y alegrador.

La Mela era el piano y sus acordes entusiastas… La Mela era maestra de música. Fue también nuestra música.

Una Cancion
Una Cancion

Coqueta, buena moza, querendona.

La Mela fue joven hasta el final.

Tan joven que nunca quiso declarar tantos inviernos vividos

Y nosotros especulábamos vanamente con números que en verdad nada significan.

¿Qué importan si fueron 89 o mil?

La Mela era infaltable en el trasnoche del Cacano. Sí, con Charly y con Lebon. Una copita de champan y un cigarrillo.

Y la Mela era parte del paisaje de nuestro pueblo. Con sus labios bien pintados, con su atuendo impecable hacía sus siestitas sentada mirando hacia la plaza, como un custodio inquebrantable.

Un poco madre de sus sobrinos y un poco abuela y sobretodo una buena amiga de tanta gente.

Melita aunque tu piano esté acongojado, felizmente hay cosas que nadie puede sepultar: tu música, tu alegría y tu amistad.

Gabriel

La vida sin el Ale

Raro será saber que de ahora en más no andará por aquí y por allá, cerca de todos y de cada uno de nosotros, sus amigos. Difícil será prescindir de su cariño, sus historias y anécdotas, consejos y buena onda.

Grato fue ver que al momento del último adiós, justamente estábamos todos allí con el corazón y la mano levantada para despedir reunidos a nuestro Gran Amigo.

Comenzamos una nueva etapa: la vida sin el Ale, que ojalá no deje de iluminarnos desde arriba con la pureza de su corazón./Adriana.

La vida es eterna, al fin, al permanecer fresco en el recuerdo de la gente.  Cómo olvidarnos de tu cálida sonrisa, de tu plácida paciencia. Estás en el corazón de mucha gente. Descansa en paz Ale, hermano del alma, podés hacerlo./Fito

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