Sobre un terreno de 870 metros cuadrados, el arquitecto diseñó esta casa de 270 m2 para una familia con tres hijos pequeños.
De estilo contemporáneo y ajustada a los requerimientos de la forma de vida de sus habitantes, la vivienda es el sueño cumplido de este matrimonio que venía de un departamento pequeño. “Dos años nos llevó terminarla”, cuenta su feliz dueño.

Con una distribución simple y muy cómoda, la casa se resuelve en dos módulos, uno de ellos en dos niveles, articulados por un espacio de muros acristalados que contiene la escalera a la planta alta. Allí se encuentran los espacios de los niños: dormitorios, baño sectorizado y sala de juegos y estudio.
Por su parte, el dormitorio del matrimonio se ubica en planta baja -“la hicimos para toda la vida”, explica el propietario a propósito de que la escalera no es aconsejable para cuando llegan los años-. Allí se dispuso el cuarto principal, amplio y muy luminoso, el baño también sectorizado y el vestidor.
Además de la ventaja de evitar la escalera, otro beneficio de esta distribución de los dormitorios es la paz que significa, por momentos, los niños en un sector y los grandes en otro.
Separación que se acaba a la hora de diseñar los espacios comunes, ya que el estar, el living y el comedor forman un solo y gran ambiente, propicio para la reunión familiar.
Sobriedad y confort
Un espacio planificado para la reunión de la familia fue la prioridad de los propietarios a la hora de diseñar su nueva casa. Así es que el living comedor, de dimensiones y luminosidad generosas, se comunica con la cocina a través de una barra que la separa sólo visualmente, según el pedido de los propietarios. «Queríamos un ambiente en el que nos encontremos todos”, asegura el propietario.
La chimenea de piedra, la gran protagonista del estar, es la que convoca a grandes momentos junto al fuego. ¿El toque ingenioso? La luz interior de la zona de fuego.

Con calefacción piso radiante y el sol que que entra en invierno a través de los ventanales logran una temperatura de confort, que hace difícil abandonar esta vivienda.
Para profundizar la excelente conexión entre la casa y el entorno que permiten los grandes ventanales, el arquitecto incorporó una pérgola con enredaderas anuales –sol en invierno, sombra en verano- y un deck de eucaliptus realizado por Xilema, que en los días templados se convierte en ambiente de uso cotidiano.
Un sendero también de eucalipto, comunica con la terraza del dormitorio principal, en la que próximamente se levantará su propia pérgola.


