
Maestro Gabriel Gallar
En el Día del Maestro: entre el reconocimiento y los desafíos
La escuela, desde sus orígenes, ha sido una institución central para la transmisión de valores, saberes y creencias que sostienen a la sociedad. En nuestro país, el Estado asumió el compromiso de garantizar una educación pública, gratuita y de acceso universal, permitiendo que generaciones enteras compartieran un mismo recorrido de aprendizajes y experiencias. Durante décadas, los docentes formados en las Escuelas Normales —aquel innovador proyecto de Domingo Faustino Sarmiento de traer maestras de Estados Unidos para formar alumnos y maestros, ciudadanos-, casi siempre mujeres, en un contexto social atravesado por el machismo, fueron pilares de nuestra formación. Eran las “segundas madres”, figuras respetadas en sus comunidades, aun cuando sus salarios nunca estuvieran a la altura de la tarea que desempeñaban. A pesar de esa injusticia, el rol docente se sostenía en un contrato invisible entre escuela y familia: ambos compartían la responsabilidad de acompañar el crecimiento integral de los niños.
Con el paso del tiempo, ese acuerdo se fue debilitando. Desde los años ‘90, los cambios sociales penetraron con fuerza en la escuela, trayendo conflictos y realidades que exceden el ámbito pedagógico. Hoy, lamentablemente, no resulta extraño escuchar de casos de violencia, agresiones y un clima que muchas veces refleja el deterioro de los vínculos sociales. En este contexto, preocupa que los maestros se vean desprotegidos, al punto de que en algún momento se llegó a hablar de la creación de la figura de un “defensor del docente” para resguardar derechos que antes se daban por sentados.
Sin embargo, más allá de las dificultades, hay una certeza que no debemos olvidar: la escuela sigue siendo la segunda educadora, después de la familia. Y mientras esa alianza no se recomponga, será difícil pensar en una educación verdaderamente transformadora.
En este Día del Maestro, corresponde no solo agradecer a quienes día a día sostienen con vocación y esfuerzo la enseñanza, sino también repensar colectivamente cómo cuidarlos, cómo devolverles el reconocimiento que merecen y cómo reconstruir esa red de confianza entre familias, docentes y comunidad. Y una de las variables que debe incluir esa estrategia de revalorización, es la de actualización de los sistemas educativos y capacitaciones para docentes al actual mundo digital. Buscar nuevos paradigmas que den solución a la actual crisis educativa y desprestigiado rol de los docentes. Porque una sociedad que no valora a sus maestros, se condena a un futuro sin cimientos sólidos.

