lunes, octubre 27, 2025
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Colonia del Sacramento, una perla a la mano

Colonia
Colonia

Sobre la ribera charrúa del manso Río de la Plata y justo enfrente de los edificios de Buenos Aires aparece esta antigua ciudad de piedra y teja que encanta a quien la visite por su desbordante belleza. Es la escapada ideal para aquellos que viajan a la capital de nuestro país y quieran reconfortarse el alma en un sitio soñado. Ni qué decir para un viaje romántico.

Colonia
Colonia

Fundada en 1680 por los portugueses, mas precisamente por el gobernador de Río de Janeiro, la bella Colonia del Sacramento se convirtió desde ese momento en la manzana de la discordia entre españoles y portugueses durante más de un siglo, en el que se la disputaron alternativamente por las armas o a través de las negociaciones diplomáticas.

Lindo lugar
Lindo lugar

La cosa es que este permanente y reiterado cambio de dueños ha dejado su impronta no sólo en su particular trazado urbanístico, sino también en sus diferentes estilos arquitectónicos. Así vemos al recorrer las calles de su casco histórico lo bien que conviven las casas de piedra con techos a dos aguas de los portugueses con las de ladrillos y techos de azotea de los españoles.

Pero esto no es lo único llamativo de Colonia. Son tantos sus encantos que uno no puede evitar caer seducido, presa de la euforia, al recorrerla. Se trata de un lugar maravilloso, un oasis de apacible belleza, pegadito a Buenos Aires, que no debemos privarnos de conocer.

Ya la aventura comienza en la salida del ferry desde Puerto Madero. Se puede

Vista al mar
Vista al mar

elegir el barco lento –tres horas- o el rápido –una- para cruzar el Río de la Plata. Usted elige cuanto dura el placer.

Al llegar y comenzar a recorrela, llama la atención la capacidad y sabiduría que han demostrado sus habitantes en conciliar lo viejo con lo nuevo, las ancestrales construcciones, las del siglo pasado y las actuales. “Todo en armonía y respetuosamente” diría alguien. Y es que justamente la ciudad se ha ido desarrollando, construyendo su vida contemporánea, con respeto y humildad frente a tanta historia hecha encanto. A nadie se le ocurre tirar una vieja casa para construir “más moderno”, por el contrario, estas antiguas construcciones son restauradas y recuperadas para un nuevo uso, convertidas en restaurantes, galerías de arte, casas de artesanías, hoteles o boutiques. El resultado es una ciudad con mucha personalidad y orgullosa de su pasado que, aún siendo pequeña, hoy se muestra dinámica y cosmopolita, con una actividad turística consolidada sin la necesidad de shoppings ni grandilocuentes construcciones.

Con una variada oferta hotelera y una gastronomía más que interesante –no

Por ahi
Por ahi

puede dejar de probar los “chivitos”, el equivalente a nuestros “lomos”-, a lo que sumamos la calidez y buena honda de los uruguayos y toda la historia contada, Colonia es el destino ideal para disfrutar unos días de renovación del espíritu –muy válido también para el romance-.

El casco histórico

Declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO en 1995 por su particular arquitectura y trazado urbano, el casco viejo de la ciudad de Colonia

corresponde al primer asentamiento europeo y la primera y más antigua ciudad en lo que hoy es territorio uruguayo. Desde alli portugueses e ingleses contrabandeaban hacia  las colonia españolas.

El trazado de la ciudad es de origen portugués , muy diferente al clásico español de damero que estamos acostumbrados, por eso tal vez nos llama tanto la atención a quienes crecimos entre las “manzanas” mendocinas.

Las cortas y angostas calles de piedra, son otro de los encantos de esta ciudad. Ellas también sedujeron a María Luisa Bemberg, la prestigiosa directora de cine argentina, cuando en 1993 decidió filmar entre las calles de Colonia su película De eso no se habla, con Marcello Mastroianni de protagonista. Y es que es un placer caminar por allí, recorriendo palmo a palmo cada detalle de la bella arquitectura colonial, y siempre con el río-que-parece-mar de fondo.

¡Haga caso, no se prive!. Si va a Buenos Aires, por trabajo o por paseo, regálese un para de días en Colonia. También se puede ir y volver en el día si el tema es el tiempo. Pero vaya y compártalo con alguien querido.

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