martes, octubre 28, 2025
InicioCulturaCiro de Baggis, el detective

Ciro de Baggis, el detective

Personaje excéntrico y polifacético. Fue detective privado, periodista combativo, músico y dueño de un periódico independiente. Luchó en la guerra de Etiopía. Intervino en resonantes casos policiales de la historia de nuestra provincia. He aquí  su historia, contada por nuestro columnista Nicolás Sosa Baccarelli, su tataranieto.

“La Investigadora. Se encarga de toda clase de pesquisas y asuntos privados. En relación directa y reservada con agencias análogas en Buenos Aires, Montevideo, San Paulo y Nápoles. Seriedad, discreción y actividad”  Así se presentaban los servicios de una de las primeras agencias de investigaciones privadas de nuestra provincia. Atendía en calle Colón 240 de ciudad y era dirigida por un ilustre y polifacético personaje: Ciro de Baggis.

“Ahora tenemos en Mendoza un detective profesional que ofrece sus servicios al público (Е) de Baggis, ha dado muestras de poseer excelentes cualidades de detective experto y sagaz.” Anunciaba el diario La Tarde en agosto de 1912.

De noble a soldado

Había nacido en 1875 en Isernia, Italia, fruto del matrimonio entre Luigi de Baggis y Filomena Santórsola. Su padre descendía de una familia de la nobleza de Verona cuyo escudo se remontaba al año 1300. Con diecisiete años, siendo estudiante, ingresó al cuerpo de infantería del “Regio Ejército Italiano” de la ciudad de Nápoles.

A los veinte años, en 1895, integró la tropa italiana que invadió Etiopía. Avanzaron por el río Mareb con el objeto de vencer al emperador etíope Menelik II. Los africanos (muy superiores en número) atacaron,  sitiaron por quince días al enemigo y lograron su rendición con una cifra aproximada de 5.900 muertos y 4000 prisioneros.

La campaña de África de 1896, finalizada en menos de dos años, representaba una derrota aleccionadora para los italianos, siendo uno de los pocos casos exitosos de resistencia armada al colonialismo europeo de siglo XIX. Como consecuencia de esto, se ocasionaron motines y protestas en varias ciudades italianas que desembocaron en la dimisión del primer ministro, Francesco Crispi.

Ciro de Baggis había participado de este suceso histórico y había logrado regresar con vida. Fue ascendido al grado de  Sargento y distinguido con una vistosa medalla que aún conserva su familia.

Hacia América

Retirado del ejército y condecorado por su conducta durante la guerra, de Baggis viajó junto a tantos otros italianos rumbo a Buenos Aires, acaso tentado por el sueño de “hacer la América”

Se radicó en Buenos Aires donde ingresó a la sección de investigaciones de la policía de la ciudad.  Su estampa elegante y refinada, y probablemente también su noble abolengo, le permitió frecuentar ciertos círculos de la aristocracia porteña de aquellos años. Fue así como comenzó a cortejar a una joven muchacha, Asunción Pellegrini, descendiente de la familia Pellegrini Bevans Bright, uno de cuyos integrantes – Carlos- llegó a ser presidente de la nación en 1890. Las visitas se transformaron en una relación cada vez más seria hasta que llegó el casamiento.

Detective y periodista

Por razones laborales, Ciro y Asunción se trasladaron a Mendoza donde él continuó su carrera como investigador de la policía. A mediados de 1912 Ciro de Baggis, indignado por la corrupción que envolvía a policías y funcionarios públicos, renunció y decidió abrir su propia casa de investigaciones. Instaló una oficina de informes y atención al público en Colón 240 de Ciudad.

Al poco tiempo y habiendo sufrido cuestionamientos y ataques de algunos medios de prensa locales, creyó necesario tener voz propia, un medio independiente para poder difundir el curso y los resultados de sus investigaciones. Más aún si se tiene en cuenta que si bien  su especialidad abarcaba asuntos privados, se extendía a complejas cuestiones de índole política del momento.

Fue así como fundó su propio periódico: “El Detective”. Se trataba de un “semanario de actualidades” cuyo primer número vio la luz el 6 de abril de 1913. En el mismo puede leerse: “La Investigadora” – así se llamaba la agencia- “descubre los misterios políticos, sociales y de orden privado”. “El Detective” aparece en el escenario mendocino saludando a la prensa: “al incorporarse al periodismo local blandiendo el estandarte independiente”, anuncia que su lucha “emergerá con altivez y a cara descubierta, para decir siempre verdad (Е) sin la careta, sin antifaz desde su modesta cuna (Е) cumple con el deber de saludar a la ilustre prensa local”.

Mendoza de cafishios y cuchilleros

Asumiendo la “defensa del pueblo pobre”, inmediatamente arremetía en su periódico contra la “usura despiadada de los matarifes que explotan su industria sin antojo y sin control de la ley” lo cual explicaba la preocupante suba del precio de la carne durante semana santa.

Asimismo denunciaba el notable incremento de casas de juego clandestino que infectaba la ciudad, la trama de coimas con la policía y los funcionarios que se beneficiaban con estos negociados, amenazando con publicar en números siguientes, sus nombres y apellidos.

En el semanario constan descripciones de “Abusos incalificables” por parte de altos cargos policiales y una abierta invitación al pueblo mendocino a dirigirse a la redacción a denunciar estos atropellos.

Sin duda uno de los problemas que más preocupaba por entonces a los vecinos (y más aún a las vecinas) era la existencia y proliferación de “casas non sanctas” donde muchos mendocinos frecuentaban a “muchachas  que ejercían la vida alegre”. Extendiéndose desde la cuarta sección hasta el corazón del centro, estos recintos estaban regenteados por veteranos cafishios, en su mayoría franceses. En este contexto, de Baggis denunciaba estrechos vínculos entre estos locales y la policía. Así también, se refería al expendio y consumo de cocaína en las mencionadas casas de tolerancia, tales como el “Petit Edén” de calle Tucumán.

Las represalias no tardaron en llegar. En números siguientes, el semanario informaba en la tapa  un asalto a su redacción por parte de personas comprometidas con los negociados del juego y de la noche.

Otra de sus actuaciones más resonantes fue su participación en la aprensión de los conocidos malvivientes de la cuarta sección: los hermanos Leonelli.

Delincuentes de levita y champán

El tenaz detective se indignaba ante el ostensible e intolerable contraste en el trato por parte de la policía frente a pobres y ricos. Mientras que a un mendigo ebrio se le aplicaba diez días de arresto, señalaba el detective, los hijos de conocidos personajes públicos de la provincia gozaban de la protección de policías y magistrados.  Se refería en su periódico con nombre y apellido a “malvivientes de levita y champán” de aquella antigua Mendoza  que, “completamente borrachos”  cometían sus travesuras “en las barbas del comisario” contando con su complicidad y su silencio.

De la misma forma poblaba las páginas de “El Detective”, minuciosas descripciones de robos, estafas y malversación de fondos públicos,  denunciando a sus presuntos responsables. Algunos de estos casos llegaron a adquirir mayor relevancia al ganar espacio en la prensa nacional.

En una columna de noticias titulada “Lo que se dice”, publicaba sueltos de interés general. Uno de ellos acusaba de falsos algunos duelos caballerescos que se habían organizado entre personajes ilustres de Mendoza, para concluir que en realidad “su coraje no daba para tanto”; poniendo de manifiesto que lo que a primera vista parecía ser una provocación de honor entre célebres conservadores era, en realidad, una comprobable pantomima entre cobardes.

El Sherlock Holmes mendocino

Las exitosas intervenciones del detective italiano comenzaron a gozar de los elogios de la prensa.

El diario El Debate en agosto de 1912 señalaba: “Parece que La Investigadora empieza a desarrollar su acción como auxiliar extrapolicial en bien de los principios de orden público”.

En el mismo sentido y tras la aparición del periódico, el  Diario de Cuyo, en abril de 1913, anunciaba: “apareció el primer número de este semanario (Е) El Detective, como órgano de propio e íntimo de un honroso detective nos brindará muchas primicias policiales, de esas que escapan muchas veces a la policía Felicitamos al Sherlock Holmes de Mendoza, don Ciro de Baggis por el éxito de su periódico”. La prensa local comenzaba a presentarlo como un profesional indispensable en la dilucidación de casos complejos.

Un 11 de mayo de 1921, Ciro de Baggis, fallecía en Buenos Aires. Quedaron en Mendoza su esposa y sus cinco hijos.  Sus restos yacen en el cementerio de La Chacarita.


Su otra pasión: la música

El detective tenía, además de elogiosas condiciones como investigador, otras dotes artísticas que dieron que hablar en la pintoresca Mendoza de aquellos años. Era músico, ejecutaba la mandolina y aparentemente lo hacía muy bien. Los Andes del 11 de julio de 1914 informaba que, con motivo de los festejos del día de la Independencia, se había presentado en el local “Rococó”, Ciro de Baggis en mandolina y su hija Filomena de Baggis en piano, quien tenía por entonces doce años. Interpretaron “Serenade d´autrefois” y fueron “muy aplaudidos” según destacaba el diario.

Pese a su agitada vida como investigador y periodista, de Baggis, se hacía tiempo para trabajar por la sociedad y el progreso de la provincia que había elegido para vivir. Hacia 1918 se lo podía ver, según diarios de la época, organizando eventos y actos escolares como miembro de la comisión directiva de la Escuela Quintana.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Must Read

spot_img